Pedro Goyena nace en Buenos Aires, el 24 de julio de 1843. A los 23 años se recibe de doctor en jurisprudencia. Su erudición lo lleva rápidamente a dictar clases de Filosofía en el Colegio Nacional y posteriormente en la Universidad de Buenos Aires, completando la titularidad en Derecho Romano casi por veinte años. Hombre muy cercano a Bartolomé Mitre, comienza a militar en política y a participar activamente en diferentes espacios legislativos como diputado provincial primero, y posteriormente en el ámbito nacional. En 1873 integra la Convención Constituyente de la provincia de Buenos Aires. Cuatro años después, en 1877 siendo legislador provincial renuncia al cargo por desacuerdos con el Partido Republicano. Integra el Consejo General de Educación de la provincia de Buenos Aires. Además de desempeñarse como Defensor de pobres, ausentes e incapaces y como Director del Banco de la provincia de Buenos Aires. Victorino de la Plaza lo convoca para organizar los proyectos de Ley Orgánica de los Tribunales y del Código de Enjuiciamiento requerido para ajustar sus procedimientos. Paralelamente se desempeña como periodista integrando el primer equipo de redactores del diario “La Nación Argentina”, colaborando además con “La Prensa”, y “El Nacional”. Funda y redacta el diario católico “La Unión” entre 1882 y 1888. Colabora también con la "Revista Argentina" que sería un espacio de la Generación del Ochenta, siendo extenso su trabajo como analista literario e integrante de esa generación. El punto más álgido dentro del espacio político emerge a partir de las reformas liberales proyectadas dentro del roquismo, como son la educación pública y el matrimonio civil. Sostiene un debate intenso en defensa de la educación católica, oponiéndose a la Ley 1420 (1884) de enseñanza pública, gratuita, obligatoria y laica. La misma defensa hará sobre el matrimonio, considerado y reconocido por la iglesia católica. Durante los días de junio de 1883 su oratoria y su defensa de las ideas católicas ante la Cámara, es elocuente, lo mismo sucede cinco años después con la ley de Matrimonio Civil. Prolífico en materia de escritura, deja una gran cantidad de textos y publicaciones. Muere en el barrio de San José de Flores, el 17 de mayo de 1892. En su sepelio el presidente de la nación Carlos Pellegrini le rinde palabras de reconocimiento por su nobleza y honestidad.