Los engranajes de la labor parlamentaria. Marta Luchetta, Prosecretaria parlamentaria de la HCDN.

Por: Graciela Fernández
14 de Octubre de 2015

Marta Alicia Luchetta lleva cuarenta y dos años trabajando en la Honorable Cámara de Diputados de la Nación (HCDN). Actualmente cumple las funciones de Prosecretaria Parlamentaria y ejerce la Dirección de Coordinación de Labor Parlamentaria.  

En esta entrevista hace un recorrido de su actividad en la Cámara. Sencilla y clara en su manera de expresarse, nos invita a atravesar pasajes significativos de nuestra historia, y a conocer desde adentro los entramados la dinámica legislativa. Su conocimiento técnico junto a su gran experiencia la ubican en el centro del eje de operaciones para que las sesiones puedan desarrollarse con total normalidad y de manera eficiente. Hay quienes dicen por los pasillos del recinto que “sin ella la Cámara no se mueve”.

Con esta entrevista el Archivo de la H.C.D.N inicia un programa de testimonios orales que hacen referencia al trabajo cotidiano, a las historias que recorren los rincones del recinto pero que no están inmersas en los documentos oficiales. La historia oral, la historia reciente, la historia intangible e inmanente de uno de los poderes que triangula nuestra democracia, se vuelve viva a través de la voz de hombres y mujeres que transitan y han transitado los pasillos del Congreso. 

Entrevista

Un recorrido fugaz por la oscuridad, la última dictadura cívico-militar

Marta Luchetta nos recibe amablemente en su despacho, sin demasiados preámbulos comienza su relato:

Yo entré el 1 de julio del 73, con una de las últimas categorías y fui a trabajar a la Comisión de Vivienda, trabajé un tiempo ahí, hasta el 76. Acá en el  Congreso se echó a mucha gente, incluso los echaban a través de una disposición que había que los ponían como que eran subversivos y en realidad no era así, empezaron por echar a gente que tenía apellidos conocidos […] En general a los que echaban en ese momento eran todos aquellos que tenían apellidos conocidos porque había mucha gente que eran a lo mejor hijos de diputados o conocidos a través de la política. Pero habían hecho una resolución en la cual los ponían como que eran subversivos. Después  a mucha gente también la mandaron en Comisión para trabajar en otros lugares, en ese momento existía el INOS que era el Instituto Nacional de Obra Sociales o las Cajas de Jubilaciones, entonces a mucha gente la mandaron a trabajar ahí y también acá dispusieron a la gente en la parte del Senado.  Formaron lo que ellos llamaron la CAL que era la Comisión de Asesoramiento Legislativo que estaba formada toda por militares de marina, ejército o aviación que formaban como unas Comisiones, que estudiaban determinadas cosas, no sé qué evaluaban ellos, y así distribuían al personal que había trabajado acá en las Comisiones. Y lo que ellos llamaron la Junta Militar, tenía una sede acá, en la Cámara, en la parte de la presidencia más allá de tener otra sede en la Casa de Gobierno. Se llamaba la Comisión de las Fuerzas Armadas en el Congreso de la Nación. Echaron, ya te digo, gente de apellidos conocidos y también a lo mejor gente que había entrado como asesora con categorías un poco más altas. O sea que fueron unos años un poco difíciles. Nosotros los empleados que no teníamos incidencia en sus decisiones, tratábamos a veces de preservar a algunos compañeros pero era muy difícil. Y después que veías que a cada rato salían resoluciones donde echaban mucha gente.

G.F.: Y durante ese período, ¿usted qué función tenía?

Salí de la Comisión, que era una Comisión Legislativa y pasé a trabajar a la Secretaría Administrativa de la Cámara que era donde se veían ese tipo de cosas y se veía que los funcionarios de mayor edad, directores que quedaban trataban a veces de buscar ciertos tipos de trabajos porque el trabajo fundamental de la Cámara que es el tema legislativo desapareció. Entonces se hacían las certificaciones a través de expedientes y en el Archivo, estaba la DAOL, Dirección de Ordenamiento Legislativo, entonces trataron de organizar la parte de archivo, de las leyes, o sea era como para buscar recursos para que el personal auténtico de la cámara se quedara y tuviera ciertos trabajos.

Había cosas que yo por suerte no las viví anteriores a ese tiempo en que, los otros golpes militares, todo el mundo dijo que, los anteriores a esa fecha, que habían cerrado el Congreso, incluso era muy conocida la frase de alguien que como interventor acá dijo que en el Congreso no iba a quedar nada más que él y las palomas. Lo que sucedía es que todo esto se desmantelaba, en todo ese tiempo desaparecieron cosas, me refiero a implemento de los muebles, cuadros, máquinas, es como un lugar que se abandona y que no es de nadie. Dentro de todo en la del 76, al preservar el lugar, era como que de alguna manera se podían conservar un poco más las cosas.

G.F.: Me quedó dando vueltas esto que usted planteaba de que en los anteriores golpes por ahí, hubo una suerte de vacío y que este último es como que, de alguna manera, plantaron una suerte de territorialidad para no dejar el lugar vacío.

La verdad que la decisión de ocupar ha sido de ellos, de no cerrarlo. Todos los funcionarios que yo conocí en ese momento, […] yo también era personal de categoría diez, que era la más baja y había directores, toda esa gente que tenía ya tanta experiencia, era la que contaba que lo habían vaciado y que desaparecían montones de cosas. La verdad que mantener este edificio, ustedes verán ahora, todas las cosas que se han hecho y aun así, todo lo que hay por hacer. A pesar de que todas las gestiones trataron de hacer algo pero a veces no hay dinero o no se consiguen las partidas pero están siempre arreglando algo. El edificio de enfrente, yo recuerdo cuando estaba el pozo. Vino en su momento, Estela Martínez de Perón a inaugurar cuando ponen la piedra fundamental que habían armado sobre un costado y después vos veías el agujero terrible que había hacia abajo. Estuvo años en construcción, parado hasta que se pudo terminar, que lo inauguraron en la época del doctor Pugliese. Pero últimamente estaba arruinado y los estudios que hicieron para ver cómo lo podían reparar, en realidad, llegaron a la conclusión de que hubiese sido casi más económico y más fácil hacer un edificio nuevo que repararlo.

Comienza el amanecer, el retorno de la democracia

Después se fue reordenando todo para el 83, donde realmente fue una fiesta, la cantidad de gente que hubo, ahora ya es más normal, parece como que viniera menos gente pero yo recuerdo que el día de la Asunción, en los años que tendré, tengo 68… [Risas] El recinto era como que explotaba porque todo el mundo quería ver. Y además, los Diputados cuando juran siempre quieren traer a su familia, muchos son de afuera y en general, la gente del interior tiene familias más numerosas y el recinto no es tan grande. Ahora son 257 diputados, en esa época todavía Tierra del Fuego no era provincia, tenía solo dos representantes. Nosotros le dábamos dos entradas al Diputado pero después se le decía que no se le iba a impedir que pasara con la familia.  

G.F.: ¿Venida la democracia, cuáles eran sus funciones?

Bueno, yo en seguida me fui a trabajar a la parte parlamentaria que era lo que a mí me gustaba, así como había trabajado en una Comisión los tres años, del 73 al 76, lo que me gustaba era eso, la parte de proyectos y ese tipo de cosas. Entonces después trabajé en una dirección, que se llamaba Dirección de Relaciones Institucionales y Protocolo, estaba dividida, por un lado por la parte del ceremonial y por el otro lado, por la parte parlamentaria, donde era Subdirectora […] y me ocupaba de todo ese tipo de cosas, y trabajaba en el recinto, trabajaba fundamentalmente con la Comisión de Labor Parlamentaria que es previo a cualquier sesión. La Comisión de Labor Parlamentaria, que está bien tipificada en el reglamento, está formada por el presidente de la Cámara, por los vicepresidentes y por todos los presidentes de bloque, que son los que analizan el trabajo a realizar en el recinto. Si bien el presidente presenta, lo que nosotros le llamamos un “plan de labor tentativo”, es decir, con todas las cosas que trabajan las comisiones, con despachos de comisión, después de haberlos estudiado y filmado, se hacen dictámenes. Lo que esté en condiciones se presenta mediante un plan al presidente para que lo presente en la reunión de labor, que es donde se discute si quieren tratar eso como está, o si quieren incluirle otro tipo de cosas. Y después de eso recién se va al recinto. Yo trabajé en el recinto desde la época que comenzó nuevamente la democracia, que estaba el doctor Pugliese que, realmente fue una figura muy especial, muy destacada y, a partir de ese tiempo, estuve con todas las presidencias trabajando en eso. De esa época trabajé con todos los presidentes que estuvieron en el recinto y tenés que estar muy atenta porque además de escuchar lo que dicen, porque por ahí en el discurso que están haciendo, por ahí plantean algo totalmente distinto o dicen que quieren anexarle un proyecto diferente, entonces bueno, hay que estar muy atento a todo lo que se dice.

G.F.: Es mucha responsabilidad.

Es responsabilidad, sí. Después por ejemplo, una de las cosas que también hacemos nosotros, es tomar la asistencia en el recinto, la asistencia se toma en forma manual. Tenemos gente, a lo mejor, como se hacían en los colegios, la planilla con los nombres de todos y a partir del horario que está citada la sesión, hay una persona que los va tildando a medida que llegan. En alguna época, se dijo “Bueno, vamos a tomar […]” porque hubo épocas en las que había diputados que faltaban o que no daban el quórum, de tomarla en forma mecánica, que se puede hacer, pero lo que pasa es lo siguiente: en forma mecánica, vos por ejemplo, a las 3 de la tarde tomas asistencia y tenés estos presentes y después si no volvés a tomar asistencia mecánica, ese diputado pudo estar diciendo un discurso y vos lo tenés ausente. Entonces, el sistema manual no se puede dejar de usar.

G.F.: Es interesante lo que estas planteando también, porque pensamos que la tecnología va a resolver esas cosas y sin embargo…

Claro. Tendrías que estar tomando asistencia mecánica con mucha continuidad. Vos tomaste a las 3, hay sesiones que duran 10, 12 horas y el Diputado atiende cosas en su despacho y viene y dio un discurso y vos lo tenés ausente. Incluso, ahora cómo ha cambiado tanto, nosotros tenemos en Internet la estadística de asistencia, las presencias que salen con la versión taquigráfica, y también lo que tenemos son la votaciones, porque puede haber estado presente en la sesión y determinado proyecto no lo votó, no lo votó porque no quiso o porque no estuvo. Entonces, todas esas cosas se han ido, por suerte, simplificando porque antes era todo manual. Incluso había diputados que decían “No, pero tal diputado no viene nunca”. No, no es así. Un caso era, suponte Herminio Iglesias, en su momento que decían “No viene nunca” […]. En realidad, me acuerdo que en esa época, no sé si a las 3 de la tarde, él venía a las 3 y se quedaba media hora, venía con un grupito, se sentaba al final del recinto y después se iba a las 3:30. Ese diputado para nosotros estaba presente porque había estado desde que se comenzó a llamar y después se fue.

G.F.: ¿Pero a la hora de votar, por ahí…?

Claro, en ese momento se votaba […], hubo épocas en las que las votaciones nominales eran tediosas porque no teníamos los sistemas de ahora que vos decís “Bueno, votan con llave, votan con el dedo porque que tienen la huella digital.” En esa época, había que pasar lista. Entonces, cuando decían “Vamos a hacer una votación nominal” era terrible porque el Secretario tenía que estar leyendo nombre por nombre, nosotros al lado con otra lista. Además, escucharlos, que te dijeran por sí o por no, más o menos uno sabía qué bloques iban a votar de una manera. Y después hacer las cuentas rápido porque, en cuanto termina de leerlos a todos, quieren el resultado. Entonces, íbamos los colaboradores haciendo las planillas a medida que se iba tomando la votación. Después, todo eso ha cambiado, lo modificaron creo que dos veces. Además, salió un costo muy importante cambiar el sistema de votación, después tenemos el tablero, incluso te salen las abstenciones. Incluso ahora, en los tableros se pueden pasar imágenes, que lo hacen cuando viene la presidenta, cuando inaugura las sesiones o, a veces, ha ocurrido que han querido pasar otro tipo de imágenes, por ejemplo, cuando hicieron la expropiación del molino, pasaron imágenes. […] No queremos a veces decirles tanto porque si no cada diputado va a querer que de su proyecto pasen algo y vamos a estar…

El devenir en el Recinto: las agendas y los tiempos políticos

G.F.: En  cuanto a la actividad en el parlamento. ¿Cuándo cree usted, en todo este recorrido, que siente que hubo más actividad en cuanto a proyectos, en cuanto a movimiento o fue más o menos lo mismo?

En la Cámara, el movimiento es relativo de acuerdo a los procesos electorales. Cuando el año es electoral, los diputados tienen un cronograma electoral por ejemplo, con las  PASO y ellos tienen que viajar a las provincias todo el tiempo.

Si vos ves las estadísticas, te vas a dar cuenta que la cantidad de sesiones que hay en los años electorales es notablemente menor que otros. Ahora, por ejemplo, también sucede que cada vez que cambia un gobierno o signo político, por ejemplo, vienen en diciembre […] La verdad que, en los últimos años, por ejemplo los presupuestos, todos se han aprobado en fecha, el presupuesto tiene que ser presentado el 15 de septiembre como dice la ley, como seguramente lo van a presentar ahora, y se trata en esta Cámara y en la otra pero hubo años en que los presupuestos fueron presentados muchísimo más tarde o no hubo presupuesto.

Todo depende de la continuidad que hay en cuanto al proceso democrático. Y lo que tiene que acá, uno ve que lo que se critica, a veces, es que todo es muy apurado, que te traen un proyecto y la oposición lo que pide es más tiempo para analizar las cosas, no solo porque a lo mejor no está de acuerdo con el tema. Por ejemplo, el Código Civil y Comercial, la cantidad de audiencias públicas que se hicieron en todo el país y el presidente Domínguez,  fue a todas las provincias, no dejó de ir a una sola audiencia pública. Se trabajó mucho. Se decidió que hicieran una Comisión Bicameral para tratar el Código. La única persona que no estuvo de acuerdo fue la diputada Carrió. No estuvo de acuerdo en que se hiciera una Comisión Bicameral para eso. Pero bueno, esto es por mayoría y se decidió así, y la formaron diputados y senadores. Esa Comisión trabajó durante todo ese tiempo, presentaron distintos despachos, o sea distintos dictámenes y fueron, a todas esas audiencias públicas a lo largo de todo el país.

G.F.: Pensaba en  este proceso de recuperación de la democracia que es como un reacomodo en los 80, de volver a ejercitar la dinámica parlamentaria; luego los 90 que ya sabemos más o menos cómo vienen, y después ya una etapa que me parece que es donde, en ese reacomodo, la actividad parlamentaria, toma como otra fuerza.  ¿Es así o me da a mí esa sensación?

A lo mejor, al principio, se trató de ver cuáles eran las prioridades. Era como que no se había hecho nada sobre eso, entonces empezaron complejidades. Y ahora ya es como que se va a extendiendo, hay cosas que antes no las hubiéramos considerado y después, empezaron a haber los grandes debates. […] Yo me acuerdo cuando fue el debate por el divorcio que, en esa época, era toda una novedad. Habían escrito unos libros con todos los argumentos que cada uno había dado. Después, el debate del tema del Beagle, que también fue importantísimo. Y posteriormente cosas que uno no hubiera pensado, dicen que es uno de los primeros países, cuando se trató acá la ley de matrimonio igualitario, por ejemplo.

G.F.: De alguna manera, son tiempos que van marcando agenda, lo mismo sucede con el rol de la mujer. La participación de las mujeres precisamente.

Bueno, […] por lo que lucharon, en su momento, muchas diputadas, incluso Florentina Gómez Miranda, u otras, para sacar el porcentaje del cupo femenino, que también, en realidad, la discusión un poco es, ¿el cupo femenino es porque no le dan lugar o van a poner mujeres por el hecho de ponerlas? Es la gran discusión, que incluso hoy en día, sigue.

G.F.: ¿Cómo que, en cierta medida, usted dice que por ahí, no es tan genuino ese cupo?

No, la verdad que no. Pero bueno, hay opiniones diferentes. Hay muchas que lo aclaran, como diciendo yo no estoy acá porque soy la mujer de nadie. Marcando la diferencia. Pero bueno, cada uno tiene una mirada distinta y eso es lo bueno, que cada uno de nosotros pensemos y nos respetemos unos a otros con las opiniones que tenemos.

De paraguas y peluquerías

G.F.: ¿Qué me puede decir de la participación de los negros en el Congreso? Hay un libro que se llama Los negros del Congreso[1] y habla de la familia Murature y de cómo ingresaron a trabajar en el Congreso.

Yo, cuando vine, digamos que ya estaban acá. Estaba de portero, en general, estaba en la puerta y después hubo gente de la familia trabajando en Contaduría, incluso también, una de la familia trabajaba en la peluquería de mujeres. Todas eran Murature de apellido. Por ejemplo, el que estaba acá en la puerta tenía la costumbre que, cuando llovía, tenía uno de esos paraguas negros que, la verdad, están bárbaros para que te crucen cuando llovía, a Pugliese[2] le molestaba mucho que lo fueran a buscar al coche con eso. No le gustaba para nada. Hubo que decirle. Él tenía un paraguas de esos negros antiguos. Estacionaban el coche, entonces iba ahí y, sobre todo al presidente, pero también a los diputados, ahora los diputados van caminando. Pero paraban el coche en la puerta y lo traían de ahí hasta el ingreso.

G.F.: Y lo de la peluquería, ¿Cómo es eso?

Acá hay peluquería de hombres y mujeres. Hubo gente que se jubiló, no tomaron personal y están refaccionando la peluquería de hombres, que es bastante grande. Creo que fue Miguel Romano el que al principio puso la de mujeres porque es muy cómodo, siempre que vinieron los nuevos presidentes trataron de sacarla y las diputadas pidiéndoles que no. Porque ellos van a la peluquería y en cinco minutos que córtame, que se yo, lávame y están listos y nosotras, que querés lavarte, el brushing y que se yo. [Risas] Entonces, te tenías que llevar las cosas, si te teñís o algo, llevas la tintura, también el shampoo y esas cosas, las diputadas también creo que llevan porque no tienen tantos materiales. Por ejemplo, vos la llamabas y le decís “Bueno, ¿a qué hora puedo bajar?” No es como que vas a una peluquería y te quedas una hora esperando.

El aprendizaje significativo del correr de los años

Con el correr de los años, uno ahora ve las grandes diferencias, yo te hablaba recién de las máquinas de escribir que nosotros por ejemplo para hacer un proyecto teníamos que poner cinco copias de un papel que se llamaba Manifold que era un papel tipo cebolla porque querías tener las copias y aparte si te equivocabas en algo se ponían los papelitos que se llamaban Kores pero te corregía lo de arriba y lo de abajo no, terrible eso.  Acá, el secretario administrativo de esa época,  mandó a hacer un curso a todos los empleados a la Academia Pitman para que supieran escribir bien a máquina. Cosa importante porque la verdad que en el transcurso de los años no nos dieron cursos y ahora cuando yo veo que, por ejemplo, Julián Domínguez en ese sentido, ha sido muy amplio y ha hecho un montón de cosas. En esta época podés optar en hacer un montón de cursos, por ejemplo, que da el ICAP (Instituto de Capacitación Parlamentaria), después hizo montones de convenios con universidades, o sea no solo que aprendés de los de afuera sino que también se ha comprobado en este tiempo, que los de afuera aprenden de nosotros. Porque, sin pecar de vanidosos, el personal que ha estado trabajando en las Comisiones, el Secretario de Comisión, sabe perfectamente que es lo que pasa y a lo mejor, el profesor universitario tiene otro concepto porque son distintas cosas. Uno aprende bien aquello que hace diariamente. Ahora hay muchos cursos de ese tipo que la gente, afortunadamente, se anota en ellos y hay charlas y ese tipo de cosas que, en otras épocas, nosotros no tuvimos.


[1] Colabella, Laura, Los negros del Congreso: nombre, filiación y honor en el reclutamiento a la burocracia del Estado argentino, Buenos Aires, Antropofagia ; Ides-Cas, 2012.

[2] Se refiere a Juan Carlos Pugliese, primer presidente de la Cámara de Diputados luego del advenimiento de la Democracia en 1983. 

A modo de cierre

Aquellas cosas que en lo superficial nos parecen intrascendentes, muchas veces nos indican las puntas de los hilos que concatenan la historia. Las miradas siempre son subjetivas y a los recuerdos siempre hay que ayudarlos con la comprobación de los datos. En este devenir de los recuerdos, Marta nos acerca un poco al entramado previo a la realización de las sesiones, un engranaje que a veces emula a un sistema de relojería, sobre todo porque debe haber precisión. Lo que nosotros vemos naturalmente como proyectos de ley presentados en el recinto, previamente fueron discutidos, acordados y armados, para poder ser presentados en tiempo y forma. Por último, hay quienes representan a la Historia como un relato de procesos de rupturas y continuidades, lo cierto es que este Congreso, como espacio político, atravesó los escabrosos espacios vacíos de varias dictaduras cívico-militares, así y todo como por instinto de supervivencia institucional sobrevivió a estos embates. Marta Luchetta es una sobreviviente que ha sabido entender esa dinámica propia del despertar a un nuevo horizonte democrático, cargado de eufóricas novedades legislativas que nos incluyen y nos hacen ciudadanos del siglo XXI.

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