Manuel Demetrio de la Pasión Pizarro nace en Córdoba, el 9 de abril de 1841. Realiza sus estudios primarios en el Colegio Seminario de Nuestra Señora de Loreto, y en 1858 ingresa a la Universidad de San Carlos, actual Universidad de Córdoba, para realizar sus estudios en Derecho. Participa en el periódico escolar "El Lauretano", y años más tarde funda "El Eco Libre de la Juventud", donde se exponen cuestiones universitarias, alineadas políticamente a la causa mitrista. Durante la presidencia de Derqui se opone al Gobierno de la Confederación, motivo por el que es desterrado a San Luis en 1861, retornando a su ciudad pocos meses más tarde. Luego de la batalla de Pavón, Pizarro se vuelve contrario a las políticas de Mitre, y si bien permanece dentro del Partido Autonomista, ligado al entonces gobernador Justiniano Posse, favorece a las fuerzas de la Confederación tras la Batalla de Las Playas, instalando un hospital en su casa para atender a los federales heridos. Durante la gobernación de Posse ocupa los cargos de Secretario de la Legislatura, Agente fiscal y Oficial Mayor del Ministerio de Gobierno. En 1864 obtiene su título en Derecho con una tesis sobre "Intervenciones Federales", siendo Nicolás Avellaneda el padrino de la misma. Tres años más tarde se instala en Santa Fe, y allí donde inicia su participación política a nivel nacional, permaneciendo en dicha provincia durante catorce años. Se desempeña además como profesor de Derecho Civil en la Facultad de Jurisprudencia de Santa Fe, también como miembro de la Convención Reformadora provincial que en 1872 dicta la nueva Constitución; como Presidente del Tribunal Superior de Justicia y diputado provincial. En 1876 es nombrado por el entonces gobernador Servando Bayo, Ministro de Hacienda donde propone la fundación del Banco Provincial de Santa Fe y la aprobación de una ley de colonización. El 22 de junio de 1878 es designado senador, durante la presidencia de Nicolás Avellaneda, quien había sido su director de tesis, motivo por el que se traslada a Buenos Aires. Para 1880, y con el debate centralizado sobre la Capital definitiva de la República, Pizarro es uno de los que defiende a la ciudad de Buenos Aires y su federalización. El 4 de junio de ese mismo año, en el denominado "Sito" de Buenos Aires, se embarca en el buque Villarino junto con otros diputados, argumentando no contar con garantías personales en dicha ciudad. El 6 de julio del mismo año, durante la sesión llevada a cabo en el pueblo de Belgrano, lugar al que se había trasladado el gobierno, Pizarro manifiesta: “Buenos Aires es la capital de hecho y de derecho de la República, porque encarna todas nuestras tradiciones gloriosas y aún nefandas” (Cutolo; 1968). Durante la primera presidencia de Roca es designado Ministro de Justicia, Culto e Instrucción Pública hasta 1882. En este período impulsa numerosas reformas como: la instalación de nuevos tribunales de justicia para la ciudad de Buenos Aires; nuevos ordenamientos para las Universidades de Córdoba y de Buenos Aires; la creación del Consejo Nacional de Educación y la fundación de la Escuela de Artes y Oficios. En 1882 es electo diputado nacional por la Provincia de Santa Fe, sin embargo, renuncia a la banca ese mismo año para ser vocal de la Corte Suprema de Justicia. En 1884 es nuevamente designado senador nacional hasta 1890. Su labor legislativa se destaca por el rechazo de la Ley de Bancos Garantidos, la intervención federal de Tucumán y las reformas en el matrimonio propuestas por el liberalismo. Favoreciendo, por otra parte, las concepciones tradicionales del catolicismo y cultura europea. En la Revolución del Parque, durante la presidencia de Juárez Celman y a pesar de cierta neutralidad, Pizarro pronuncia la frase “La revolución está vencida, pero el gobierno está muerto” aludiendo a la posterior renuncia del entonces presidente. Electo gobernador de la provincia de Córdoba, en 1892, se lanza a la tarea de una “reorganización administrativa” a partir de la cual modifica la hacienda provincial y reanuda los servicios de la deuda externa; además de la inauguración de escuelas y construcción de caminos en la provincia. En noviembre de 1893, renuncia a la gobernación. A partir de ese año, se aleja de la política, dedicándose a la publicación de su obra "Misceláneas", una colección de discursos, notas, cartas y escritos de su autoría recopilados en un solo tomo. Muere en Córdoba, el 16 de octubre de 1909. Le rinden homenaje numerosos funcionarios entre los que se destacan Eliseo Cantón y Julio Deheza.