Emilio de Alvear nace en Río de Janeiro, Brasil, durante el exilio de su padre Carlos María de Alvear. Estudia Derecho en la ciudad de Buenos Aires. Su padre es enviado a Estados Unidos para desempeñarse como embajador, Emilio lo acompaña como Secretario y completa sus estudios de Derecho. Regresa después de la Batalla de Caseros y se dedica al periodismo en la capital. En 1856 es electo diputado del Congreso de la Confederación Argentina. En marzo de 1860, al asumir la presidencia, Santiago Derqui, lo nombra Ministro de Relaciones Exteriores. Poco después es electo nuevamente diputado nacional, culminando su mandato con la caída de la Confederación a fines de 1861, ocasionada por la Batalla de Pavón. Instalado definitivamente en Buenos Aires, se dedica al periodismo y al ejercicio de la abogacía, siendo un destacado abogado de empresas británicas. A principios de la década de 1870 se destaca por propugnar una política proteccionista, es una de las primeras voces en oponerse a un modelo librecambista agro-dependiente y propugnando la industrialización del país. Consideraba que la reciprocidad y el libre cambio eran cosas sin significado para nuestros intereses, pensaba que con materia prima como, lanas y cueros, era imposible reflejar una balanza comercial equilibrada. Demostraba admiración por Paraguay que había sucumbido en la cruenta Guerra de la Triple Alianza, pero al menos cada disparo de cañón o de fusil que se había usado durante la contienda, eran armas de fabricación paraguayas. La industria y la mecánica son para él la verdadera fuerza de la civilización del siglo XIX. Propone proteger los productos de todas las provincias, el cambio entre ellas, desarrollar el comercio interior, y disminuir los gastos de transportes, protegiendo la condensación de su volumen por la fabricación. Esa disminución en los gastos sería un aumento en el valor del producto y eso generaría una mayor producción y por ende, mayor consumo. No tuvo el éxito que esperaba, la mayoría de los parlamentarios abogaban por el modelo agroexportador más que por el modelo industrial. Se une al Partido Liberal de Bartolomé Mitre. Integra la municipalidad de Buenos Aires en 1878 y poco después obtiene una banca como senador provincial. En 1882 es electo nuevamente diputado nacional, en esta etapa, apoya la actividad de los líderes católicos, oponiéndose contra el proyecto de ley de Educación Común. Muere en Buenos Aires, en 1885.